martes, 12 de abril de 2011

Confirmación

La luz se filtraba tímidamente por los resquicios de la persiana que permanecía prácticamente bajada del todo. Jacqueline se había acostado pronto y había dormido más de diez horas seguidas tras haber aguantado un turno con una guardia incluida de casi 24 horas en el hospital. Además había tenido que atender a un niño esquizofrénico cuya madre se negaba a medicarle y aparecían por el hospital cada poco debido a los brotes violentos del niño. Se estiro en la cama tras abrir sus verdes ojos y giró el rostro hacia la figura que reposaba a su lado. No la había oído llegar y meterse en la cama, pero supuso que habría vuelto no mucho después que ella.
Se quedó unos instantes en silencio, simplemente observando el cuerpo de Lluvia, que dormía plácidamente. Su cabello castaño claro había formado una especie de almohada bajo la cabeza de la muchacha y sus labios permanecían ligeramente entreabiertos, respirando con lentitud. En sus labios afloró una sonrisa mientras alargaba una mano para rozar la mejilla de la muchacha ¿Cuándo había llegado a amarla tanto? Si echaba la vista atrás se habían conocido en unas jornadas de cirugía cardiovascular cuando ella apenas llevaba un año en la universidad. Había llegado tarde a la primera charla y el único sitio libre estaba al lado de aquella preciosa muchacha, que la recibió con una sonrisa y un alegre saludo. Y ahí estaba ahora, casi ocho años después, compartiendo cama y mucho más que eso con ella. Se reclinó hacia delante y besó suavemente sus labios. Sintió cómo Lluvia se estremecía y empezaba a entreabrir los ojos, unos bonitos ojos del color de la miel, dorados.
-Buenos días, belleza- susurró mientras rozaba su cuerpo con la yema de los dedos, deleitándose con las curvas de su cuerpo mientras observaba cómo su compañera empezaba a estirarse sobre el lecho.
-¿Ya es de día?- susurró Lluvia.
-Han dado las 11 hace un rato, así que está bien entrado- rió, besándola nuevamente antes de incorporarse de la cama -. Vamos, quítate esa pereza y vamos a desayunar, anda.
-Vooooy- la voz que tenía recién despierta la hacía mucha gracia, así que se fue entre risas hacia la pequeña cocina americana que tenían en el loft.

No mucho después Lluvia ya estaba levantada y sentada en la mesita lista para desayunar, con la televisión puesta. Al haber tenido ambas una guardia tan larga, el día anterior apenas habían visto ni leído nada, por lo que ambas se sentían un poco perdidas y desinformadas.
-¡Jacky!- exclamó de repente la castaña. Jacky, que estaba terminando de colocar las tostadas en los platos, salió corriendo hacia el comedor mientras se recogía la larga melena pelirroja en una coleta alta.
-¿Qué ocurre?- preguntó, mirando a su pareja y a continuación hacia el televisor donde, al parecer, daban una noticia algo inesperada. Al menos, el titular, era un tanto desagradable.
-“La noticia que ayer, 28 de diciembre, dieron los periódicos y se consideró un gazapo, se ha confirmado como una noticia real. Tal y como narraban, un científico del laboratorio de Nueva Yérsey ha desaparecido junto con un proyecto bacteriológico que ha costado miles de dólares y que no había finalizado. Pese a que los científicos aseguran que el contenido no es altamente nocivo para el ser humano, aconsejan precaución y que se avise a las autoridades pertinentes enseguida si ven a este nombre”- en la pantalla salió una foto de archivo, un hombre de mediana edad, de cabello entrecano y ojos oscuros, ya con el rostro surcado por varias arrugas de edad.
-¿Porqué siempre tienen que estar toqueteando la naturaleza?- preguntó con un suspiro, cruzando sus brazos bajo sus abultados pechos.
-Jacky, cariño, porque si no investigaran los médicos no podríamos encontrar nuevas curas para los enfermos ¿no crees?
-Pero una cosa es investigar sobre enfermedades y otra mutaciones genéticas en los laboratorios- suspiró largamente, negando con un ligero movimiento de cabeza -. A saber qué demonios contiene eso que se ha llevado.
-Cariño, no creo que sea tan malo como lo pintan. Además, ha ocurrido en Estados Unidos, así que nos pilla lejos, y la policía seguro que le arresta en nada. Ocurrió ayer ¿no? Pues en un par de días le darán caza y todo quedará en un susto- asintió, tan positiva como siempre. Eso podía con ella ¿Porqué los pensamientos tan positivos de lluvia podían llegar a relajarla tanto? Si no supiera que normalmente tenía razón, se pensaría loca de atar.
-Vale, vale, te haré caso- asintió, tomando a su amada de las mejillas y besando nuevamente sus labios, esta vez con lentitud y recreándose con su sabor, con su textura, con su humedad.
-¿Qué has hecho de desayunar hoy, mi vida?- preguntó Lluvia entre besos, acariciando las caderas de Jacky, la cual sonrió maliciosamente mientras se relamía.
-He hecho tostadas y zumo de naranja… pero creo que solo voy a comer la mitad de las tostadas, porque de lo que tengo ganas es de devorarte a ti- hacia varios días que apenas tenían tiempo para ellas y el día de descanso se les presentaba largo y tranquilo, así que tenía intención de disfrutar de Lluvia todo el tiempo que le fuera posible, sin atender a las noticias, al tiempo, o a lo que el destino dispusiera para ese día.
-Que traviesa eres, Jacky- el ronroneo que soltó la castaña al decir aquello provocó una descarga de excitación en la pelirroja, que lamió los labios de su compañera lascivamente.
-Tengo ganas de ti, amor mío ¿Qué hay de malo? La vida son dos días, con sus dos noches, y esos dos días quiero pasármelos mirándote y amándote hasta quedarme sin respiración- sus labios se unieron nuevamente en un beso, esta vez mucho más apasionado. Acarició las mejillas de su chica y sintió la humedad de sus lágrimas de felicidad. Dentro de la traviesa Lluvia había un pequeño animal desvalido que lloraba de felicidad con cualquier muestra de amor. Jacky lo sabía, y aunque no la gustaba verla llorar, quería que fuera tan feliz como ella o incluso más, como si el mundo fuera a acabarse al día siguiente. Y, por desgracia, pronto se daría cuenta de que ese pensamiento estaba mucho más cerca de lo que realmente podría imaginar.

0 comentarios:

Publicar un comentario