lunes, 25 de abril de 2011

En busca y captura

Tenía ganas de que la mañana pasara y llegara la hora de su entrenamiento. Pese a que le gustaba la carrera de filología oriental que había comenzado ese mismo año, era incapaz, como siempre, de quedarse sentado en la silla demasiado tiempo seguido ¡Necesitaba gastar todas sus energías y adelantar con su trabajo como mangaka! Si tolo le iba bien, en dos meses publicarían su primera obra.
Se revolvió con la mano el corto cabello, de un llamativo azul eléctrico un color que, por cierto, a su madre no le gustaba en absoluto) ¿Cuánto iba a tardar la profesora en llegar? Cuanto antes empezara, antes terminaría la clase y antes podría irse a correr un rato por el césped, o a dibujar bajo el sol, o a…
-Se te ve demasiado concentrado esta mañana- la firme voz de Adrana le sobresaltó de tal manera que dio un bote en la silla y un gracioso grito, lo que provocó que su compañera se riera a carcajada limpia.
-¡No me asustes de esa manera!- exclamó el chico, resoplando largamente y apartando su mochila de la silla que ocupaba. Siempre le guardaba un sitio a aquella enérgica morena. La había conocido el primer día de clase y habían descubierto que sus gustos eran muy parecidos, por lo que habían comenzado a forjar una curiosa amistad.
-¿Y perderme esa carita de pánico que pones cuando te exaltas? ¡Ni de coña! ¡Es digna del mismísimo Usopp cuando teme a algo!- torció el gesto cuando escuchó el comentario de su compañera, la cual tomaba ya asiento a su lado.
-Preferiría que me comparases con alguien menos cobarde… Como Natsu o… quizá Urahara.
-Te faltan mil años para llegar a ser la cuarta parte de genial de lo que es Urahara de por si- asintió la chica con firmeza antes de romper en carcajadas.
-¡Eres tan cruel como Yuuko, Adri- murmuró, como un cachorrillo apaleado, mientras dejaba escapar un suspiro.
-Anda, anda, deja de quejarte y mira- la vio desplegar un periódico y aquello llamó su atención. Hacía ya quince días que se había desatado la alarma por culpa de un científico que se había vuelto cleptómano o algo por el estilo -. Han empezado a buscarle ya no solo por su estado, sino por todo Estados Unidos. Revisan los aeropuertos, las Aduanas, las estaciones de tren,…
-Si que tiene que ser gordo eso que el tipo ha mangado ¿no?- si estaba tan buscado o había robado algo muy valioso, o algo muy peligroso. Y tratándose de investigaciones científicas pondría las manos en el fuego por la segunda opción.
-Chicos, Suou sensei no ha venido hoy- la voz de una de sus compañeras le hizo mirar hacia la puerta ¿No había clase? ¡Fantástico!
-Oye, ¿Nos vamos a hablar del tema fuera? Entre estas cuatro paredes me ahogo demasiado, tía.
-Venga, así me tomo el bocadillo, que vengo hoy con un hambre voraz- ambos recogieron las cosas de las mesas y salieron del aula.

Pese a que aún hacía frío debido a que apenas llevaban diez días del primer mes del año, el sol brillaba esa mañana en lo alto del cielo y al menos se podía estar en el césped sin morir hecho un cubito de hielo. Carlos corrió hacia una parcela libre, frente al pabellón del estudiante, y se dejó caer allí, con un largo suspiro.
-Si que te gusta estar en la calle ¿eh? Pareces un perrillo callejero- dijo Adri siempre se sentaba a su lado.
-¡Claro que me gusta! Por mi me pasaría el día fuera ¿sabes? Debería haber nacido hace unos siglos y haber sido el Pirata más temido de todos los tiempos- soltó una larga carcajada y pronto escuchó a su compañera reír con él. Se sentía a gusto con ella y no tenía que reprimirse en nada. Normalmente la gente, incluida su familia, le miraban de manera extraña cuando tenía esas salidas tan infantiles. Sin embargo Adri era capaz de seguírselas y acabar montando ellos solos una flota pirata con la que navegar por los siete mares en su imaginación.
-Bah ¿qué sabréis vosotros? Lo ideal habría sido nacer en la Edad Media! ¡Podríamos haber sido héroes!- una tercera voz les hizo girarse hacia el camino. Delante de ellos estaba Fran, un muchacho alto, de constitución ancha y cabello largo, recogido en una coleta baja siempre. Su rostro estaba cubierto por una corta barba y unas gafas que hacían sus ojos ligeramente más grandes de lo que eran.
-¡Coño! ¡El de la tienda de videojuegos!- exclamó Carlos con una sonrisa –No sabía que estudiabas también aquí.
-Pues ya ves, venía a clase, pero os he visto por aquí y me he dicho ¡Voy a saludar a uno de mis clientes!- rió sonoramente, tomando asiento al lado de Adrana -¿Tú qué tal, guapa?
-Claro, me saludas ahora que me ves, ¿No? Ten amigos para eso- negó suavemente, desplegando el periódico tranquilamente.
-¡No te pongas así, mujer!- Carlos le oyó decir algo más, pero no le escuchó. Su vista y su atención se habían posado directamente en el artículo que rezaba “En busca y captura” del que habían estado hablando.
-Adri, tú que eres más lista que yo ¿De verdad crees que no es tan grave como dicen?- preguntó, alzando su dorada mirada hacia su compañera. La vio torcer un instante el gesto y luego suspirar antes de comenzar a hablar.
-¿Sinceramente? Creo que es para preocuparse. La prensa siempre le da importancia de más a lo que no la tiene, y de menos a lo que sí. Un robo en un laboratorio no es para tomárselo como un atraco en un todo a un euro.
-¡Ah! ¿Habláis de lo del pirado ese? Yo no creo que sea para tanto, sino ya habrían hecho algo más y le habrían pillado.
-Si el tipo es listo no tienen porqué, tío. Imagina que tiene un refugio donde nadie lo sabe… ¡Podría pasarse allí meses hasta que nadie se acordara de él y montar una guerra bacteriológica o algo así!
-Bah, sois unos exagerados. Eso os pasa por jugar tanto a videojuegos tipo Residet evil y demás- rió alegremente. Carlos enarcó una ceja y le miró ¿De verdad estaba diciendo eso él? ¡Si el cabrón se sabía esos juegos de memoria!
-Pues yo creo que podría ser un peligro- apuntó Adrana antes de que pudiera abrir la boca –. Pero supongo que habrá que esperar a que la situación se vaya resolviendo o haya una filtración por parte de alguien. Pero vamos, que el tío tenga en vilo a todo el mundo es algo que no todo el mundo es capaz de hacer. Si quisiera podría tener el control e los políticos en su mano con la simple amenaza de un contagio masivo.
-¿Veis? Sois unos fantasiosos. Para eso el tío debería tener una vacuna porque sino enfermaría él también si se contagiara ¿no?
-¿Y quien te dice que no tiene una?- concluyó Carlos, mirándoles a ambos. En verdad el tema, cuando lo tocaba, le  hacía temblar un poco con el simple hecho de pensar en las posibles consecuencias.

[NOTAS DE LA AUTORA]
Usopp.- Personaje ficticio del manga One Piece de Eiichirou Oda
Natsu.- Personaje ficticio del manga Fairy Tail de Hiro Mashima
Urahara.- Personaje ficticio del manga Bleach de Tite Kubo
Yuuko.- Personaje ficticio del manga XxXHolic de Clamp

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