viernes, 31 de agosto de 2012

Hoy estoy enfadada

No quiero meter a Prímula en esto, así que directamente loe scribo en mi blog de pandemonium. No puedo quedarme callada ante tal falta de respeto e injusticia, ante tal comportamiento infantil que llevamos viendo desde hace unos meses hacia aquí.
Creo que hablo por boca de más de una persona cuando digo que si alguien decide montar una editorial y más algo tan duro de llevar como una revista que no se ha visto aún en España, hay que ser SERIOS y, sobretodo, humildes. Lo primero que me escamó en cuanto a su trabajo no fue el Número uno que dejaba que desear, sino un desgraciado comunicado acerca de la organización de Japan Weekend que más sonó a pataleta que a un comunicado medianamente oficial. Vale, pase, todos lo hemos hecho en alguna ocasión y más al comenzar en el mundo público, pero... ¿Qué es eso de borrar los comentarios cuando la organización, muy amablemente, les dejó con el culo al aire? Eso aparte de profesional me parece una falta de respeto hacia la organización y un engaño hacia los lectores ¿Se piensan que somos idiotas?

Pero bueno, pase, un fallo y una muestra de infantilismo puede pasar. Llega la subida del IVA y vuelta a poner una entrada en el blog donde se avisa que las dos versiones subirán un porcentaje superior a ese 3% de la subida del IVA, y no solo en la digital sino en la fisica (cuando en la física no debería afectar). La gente no es tonta, sabe cómo va el asunto, y se lanzaron a opinar (no vi ningún comentario hiriente por parte de los comentaristas) acerca del tema. Nuevamente borrón y cuenta nueva ¿Cortan nuestra libertad? ¿Ellos tienen la verdad absoluta? ¿O es que son como niños de "nene no guta" y tiran lo que no les gusta a la papelera? Un segundo comportamiento lamentable.

Pero lo que creo lamentable, una falta de respeto imperdonable y una clara demostración de profesionalidad es todo lo que ha ocurrido esta mañana a costa de sus  propios fallos. Me parece lamentable, una falta de respeto, que después de haber engañado a una artista e incumplido un contrato, tengan la desfachatez de hacer un anuncio en el que queda de difamadora y mentirosa (eh, pero deseándole lo mejor, claro) ¿Me estáis diciendo que eso no es infantil? ¿Que eso es lo que hace una empresa madura? Y no solo eso, sino borrar los comentarios de toda la gente que la apoya, que sabe lo que hay porque la conocen (Yo incluida, desde hace poco), y encima cerrar la entrada para que no se pueda comentar... ¿De verdad? Ya bastante mal está la cosa para la mayoría de los autores españoles de manga; incluso los que tienen buenos contratos no pueden vivir solo de ello ¿La gente así tiene derecho a echar más mierda encima a esta gente que se deja la piel por trabajar y encima darles mala prensa? Pase un incumplimiento de plazo por el contrato, obviamente, pase algo que afecte a la editorial ¿pero meter la pata y encima contraatacar fastidiando al resto? No señores, la cosa no va así.

Por mi parte decir que un proyecto que parecía prometer (aunque sinceramente con la pocainformación que se tuvo desde el principio me pareció ya raro) ha caído como todos, no porque nosotros no queramos comprar manga español (que posiblemente muchos estén, como yo, esperando un pequeño milagro) sino porque no han sabido llevarlo como una verdadera empresa. Creo que con todo esto los que pierden son precisamente ellos, los de OrangON. Mucho ánimo, Kawaii Dream, sigue dibujando y creando esas lindas historias que te caracterizan y no dejes nunca que te hundan; tienes, como puedes ver, mucha gente apoyándote.

Nari Springfield <3

PD: Esta es solo mi humilde opinión. Podéis comentar todo lo que queráis XD Y Pandemonium volvera en cuanto no esté tan liada ¡Palabrita!

martes, 5 de junio de 2012

La espera: Parte II


No había podido evitar romper a llorar cuando vio a su querida Jacky salir del piso hacia esas calles atestadas de muerte y putrefacción. Había sentido tanto dolor que nada más salir de allí su compañera, se había encerrado en el baño. Las nauseas no paraban, vomitó absolutamente todo lo que había comido desde la noche anterior debido, posiblemente, al miedo. Miedo a perderla, a no volver a escuchar su voz susurrando cuánto la quiere, a no sentir sus labios recorrer cada centímetro de su piel… miedo a no volver a escucharla reír. Cogió aire una vez más, tirada en el suelo de la pequeña y fría estancia mientras intentaba calmar sus emociones, pero enseguida le sobrevino una nueva arcada. Aunque de su cuerpo ya no podía salir más, la sensación de malestar no se detenía y las malas jugadas de su estómago parecían querer aumentar el dolor que sentía.

-Lluvia ¿estás bien?- la voz de Vincent sonó al otro lado de la puerta. No sabía cuánto tiempo llevaba allí metida, pero posiblemente bastante más del que le habría gustado –Ábreme, anda.

-Voy- no pudo negarse. Aunque no le gustaba que la vieran así, Vince era especial, era el único, junto con Jacky, que había conseguido desnudar su alma. Conocía su historia, sus malas épocas y había estado allí cada vez que el dolor y las malas pasadas llegaban a llevarla a aquel extremo. Se incorporó tranquilamente y se acercó hacia la puerta, quitando el pestillo y abriendo a su ex pareja. No sabía cómo lo hacía, pero cada vez que aparecía y le dedicaba la misma sonrisa dulce de la que hacía gala en aquel instante, sus penas parecían aligerarse, 

-Vamos, he venido a rememorar viejos tiempos- se apartó, dejándole pasar dentro, pero el moreno agarró su muñeca y tiró suavemente de ella para llevarla a su habitación, tranquilamente -. Cuando volvimos del piso traje algo que pensé que te haría ilusión ver, pero entre entrenar, que estáis enseñando medicina a Marcos y tal, no he tenido mucho tiempo de venir a enseñártelo.

-¿Son nuestras fotos? ¿De verdad?- pese a que su temor no había disminuido en absoluto, poder hablar de otro tema calmaba su ansiedad. Vincent asintió a su pregunta, pero cuando ella fue a echar mano del álbum, él lo apartó a la par que negaba ligeramente con la cabeza.

-No, no, señorita, ya sabes lo que hay que hacer cuando necesitas relajarte- se sorprendió aún más al escuchar sus palabras. Cada vez que llegaba a casa del muchacho en su adolescencia, cuando compartían algo más profundo que una amistad, y sufría uno de sus ataques de terror, él siempre la desnudaba con delicadeza, la llevaba en brazos a la bañera o a la cama, se sentaban abrazados y la dejaba hablar mientras él se dedicaba a limpiar su cuerpo o a cepillar su cabello y masajearla en silencio. Hacía años que no hacía aquello, posiblemente porque ya no estaba él para consolarla.

Tranquilamente y tras unos segundos de titubeo, comenzó a quitarse la ropa. Una parte de ella aún le quería y se culpaba de todo el daño que le provocó cuando sus caminos tuvieron que separarse por su propio beneficio; quizá aquello solo reavivaría los sentimientos guardados en un cajón, pero le necesitaba como el aire. Observó cómo él también se desnudaba tranquilamente y dejó que una pequeña sonrisa se dibujara en sus labios; había crecido desde la última vez y su cuerpo parecía más perfilado, más musculoso que cuando era un muchachito de diecisiete años.

-Vamos, ven- se había quedado, por respeto, en calzoncillos; se sentó en la cama, con la espalda apoyada contra la pared y las piernas abiertas, dejando el hueco para que ella se uniera. Lluvia, que también se había dejado la ropa interior, tomó asiento y tiró de las sábanas para taparles a ambos, apoyando su espalda contra él. Su piel era tan cálida como siempre y su olor no había variado; seguía usando la misma colonia. Sintió que volvía a aquellos años de juventud en los que todo eran risas y arrumacos a escondidas, en los que aprendió a amar y a ser amada; aquellos años en los que fue suya. Cogió por fin el álbum entre sus manos, con cuidado, abriéndolo por la primera página.

-Nunca pensé que aún conservaras estas fotografías después de todo…- susurró. Escuchó la risa de Vince a su espalda y sintió un suave beso en su hombro desnudo, suave, delicado, mientras con sus brazos rodeaba su cintura y la atraía contra él. Así se sentía protegida, como un nido propio, como si allí nada ni nadie pudiera alcanzarla.

-¿Cómo iba a tirar todo esto? Habría sido una tontería. Estas  fotos son testigo de algo que ocurrió, algo precioso para ambos. Merecen estar en un álbum y no rotas en un contenedor de a saber dónde.

-Pero te hice mucho daño- susurró mientras pasaba otra página. Todos sus recuerdos estaban allí, cada viaje, cada noche solos, cada beso,… Pasó los dedos por encima de una de las fotografías, protegida por un duro papel transparente; estaban los dos abrazados, como en aquel momento, desnudos baño las sábanas, pero con diez años menos. Los dos sonreían felices, más que nunca.

-Vamos Lluvia, no empieces con eso- uno de los brazos se apartó de  su cintura y subió a peinar sus cabellos suavemente, enredando los dedos entre los mechones -. Puede que en su momento me doliera, pero mi amor por ti fue mucho más fuerte que ese dolor; me gustaba ver tus fotos, tu sonrisa, y solía pensar  que si te habías ido, era por mantenerla siempre- sus palabras hicieron que al miedo de perder a Jacky se le sumara una pequeña punzada de arrepentimiento… y sin embargo, a su vez, había un sentimiento de ternura encerrado en aquellas palabras -. Cuando te vi unos años después, con Jacky, vi que no me había equivocado. Sonreías y tu sonrisa era aún más radiante que aquí. Te había perdido, sí, pero habías ganado la batalla de tu vida: eras feliz. Y yo con eso me conformaba- las imágenes, los recuerdos, empezaron a entremezclarse en su cabeza en un enorme torbellino de sensaciones; sentía ganas de gritar, de salir corriendo de allí en busca de Jacky, de quedarse y besar a Vincent hasta que no hubiera mañana,.. Se sentía egoísta porque una parte de ella quería poder tenerlos a los dos, besarles y yacer con ellos. Jacqueline conocía toda la historia y era lo suficientemente lista como para saber que ella libraba su propia batalla. 

No pudo evitarlo. Enseguida las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, empapando su dulce rostro. Soltó el álbum y se cubrió con las manos mientras sollozaba. La sensación de estar cayendo por un pozo era aún más fuerte que nunca; se sentía perdida, no sabía qué hacer, incluso pensaba que aquella cercanía podría ser mal vista. Amaba a Jacky con todo su corazón, pero también amaba a Vincent. Mientras que ella saciaba sus juegos, su naturaleza traviesa, sus risas incontroladas, él era capaz de saciar sus carencias emocionales, de calmarla con tan solo una caricia. Les necesitaba a los dos, lo sabía, pero también sabía que ninguno aceptaría tal cosa. En su día eligió a Jacky y debía mantenerlo.

-Lluvia…- Vince apartó sus manos para descubrir su rostro y la obligó a mirarle. Se perdió en su sonrisa tranquila y en sus ojos. Alzó una de sus empapadas manos para acariciar sus pómulos mientras sorbía el agüilla de la nariz que el llanto había provocado. Cuando quiso darse cuenta sus labios estaban juntos, se habían encontrado nuevamente después de diez años y bebían con ansia el uno del otro; se habían echado de menos y se habían necesitado más que nunca.


Pasaron unos minutos, aunque para Lluvia fueron horas. Ambos se separaron, sin decir nada. Sus manos se habían entrelazado y habían dejado hablar a sus labios a través de sus besos. No necesitaban nada más, tan solo un abrazo más fuerte. Sintió como Vince la atraía un poco más mientras apoyaba su frente sobre la de la doctora. Cerró los ojos, dejándose envolver por aquella burbuja de tranquilidad… tan solo necesitaba esos minutos…

-Lluvia, sé que quieres a Jacky- comenzó a decir Vince. Quiso hablar, pero él alzó una mano, tapando su boca suavemente para que le dejara continuar -, pero eso no quita que yo no vaya a estar. Sabes que te quiero, que siempre lo he hecho y que siempre lo haré; y creo que no hace falta que te diga que me tendrás para lo que necesites- aguantó las lágrimas que volvían a agolparse en sus ojos y volvió a besarle, esta vez con más dulzura. Aunque solo fuera por unos instantes, quería volver a estar con él.

-Duerme conmigo…- susurró mientras le miraba. Vio cómo sus mejillas se encendían de golpe; aquella proposición era inocente, pero posiblemente para Vince supondría enfrentarse a poder acabar en una situación bastante incómoda –No te preocupes, solo dormiremos. Cuando venga Jacky se lo contaré…

-Sabes que me capará ¿verdad?- rió el muchacho nerviosamente.

-No creo. Ella sabe que te quiero tanto como a ella… Aunque, pensándolo bien, posiblemente te corra a capones- rió, intentando quitarle un poco de importancia al asunto. Sabía que su amor comprendería la situación y no le daría más importancia; al fin y al cabo Jacky también era una persona propensa a mostrar cariño exagerado con las personas y eso a Lluvia jamás le había incomodado ni se lo había reprochado aunque sintiera algunos celos. Se tumbó con Vince, ambos cubiertos por las sábanas, y se refugió en sus brazos, cayendo enseguida en un profundo sueño. Un sueño en el que podía amarles a ambos por igual y a la vez.

jueves, 31 de mayo de 2012

La búsqueda: Parte III


Se le había roto el alma al ver a Lluvia llorar cuando salía del piso, pero había prometido ayudar y no iba a dejar a sus dos pobres compañeros solos. Se había puesto un chaleco de la policía que le había quitado a Tony y, en la mano, llevaba la ballesta casera que habían fabricado junto con algunos virotes. Aquellos bichos no le daban miedo y si salir de allí a investigar les daba una oportunidad, no solo de encontrar al hermano de Vincent, sino de salir de su escondite en busca de ayuda, saldría las veces que hicieran falta.

Tal y como habían dicho el día anterior y pese a lo extraño que pudiera sonar, la zona estaba completamente despoblada. Aunque el olor a muerte y putrefacción era algo fuerte aún, la presencia de aquellos infectados había disminuido considerablemente en la zona.

-¿Hacia dónde vamos?- preguntó Carlos mientras giraba en su mano una de las espadas afiladas de Vincent. Ella miró a su alrededor; el aire aún era frío bastante, y removía sus rojos cabellos a placer. Dejó escapar un suspiro y esbozó una amplia sonrisa antes de mirar hacia sus compañeros.

-Tendremos que seguir el plan trazado ¿no? Si Adri y los demás encontraron una pira en la plaza, es posible que quienes lo hayan hecho hagan alguna más. Si les encontramos quizá ellos puedan ayudarnos a salir de aquí.

-¿Estáis seguros?- preguntó Fran, mirándoles a ambos. Carlos se adelantó sin contestar, convencido por las palabras de su compañera. Jacky, sin embargo, se giró hacia él con una amplia sonrisa dibujada en los labios, guiñándole el ojo antes de hablar.

-Vamos, si tienes miedo solo tienes que regresar.

-Lo decía por ti. Sabes que siempre me preocupo por las damas indefensas- dijo el muchacho, siguiendo los pasos de su compañero. Ella no pudo evitar soltar una pequeña risa. Posiblemente de ellos tres era la más peligrosa y el arma que le habían dejado la más útil en el caso de problemas.


Las calles estaban extrañamente silenciosas y apenas había algún que otro cadáver putrefacto, con la cabeza separada del cuerpo. Era como si alguien se hubiera dedicado a limpiar la ciudad. Los tres contenían la respiración, temerosos de respirar demasiado fuerte. Era una tontería, pero en aquel silencio tan sepulcral hasta sus respiraciones parecían fuertes.

De repente un grito desgarrador les hizo ponerse en alerta. Alguien gritaba pidiendo auxilio a la vez que el llanto de un infante acompañaba a tan agónico lamento. Los tres, sin pensárselo dos veces, salieron corriendo hacia la calle de donde provenían los gritos. Aunque no podían determinar la lejanía de los mismos, sí que sabían cómo seguirlo. Jacky sentía el corazón latir en sus sienes; por un lado el temor de encontrarse con una horda de aquellos bichos parecía querer paralizar sus piernas en plena carrera, pero por otro lado su vocación de médico la empujaba a continuar, a buscar a los posibles heridos y a hacer lo posible por salvarles. Aunque fuera psiquiatra tenía amplios conocimientos médicos.
-¡No son muchos!- exclamó Carlos al girar la tercera calle a la derecha. Jacky y Fran no tardaron en ponerse a su altura y observar, durante unos segundos, la macabra escena. Una mujer yacía en el suelo, encogida como un ovillo, entre alaridos de dolor y gritos de auxilio. La sangre había manchado su ropa, sangre que brotaba de una horrible herida en su hombro, donde uno de los infectados aún permanecía agarrado. No dudó un instante. Alzó la ballesta, apuntó y lanzó un tiro. Falló el primero, pero al menos el ruido del virote caer al suelo hizo que los dos infectados que había viraran su atención hacia el trío.

-Tenemos que acabar con ellos y salvar a esa mujer- dijo Fran, con determinación, mientras apretaba en su mano el pincho improvisado que habían hecho con un cuchillo de cocina y un palo de madera.

-Esa mujer está perdida- dijo Jacky mientras colocaba otro virote en la alabarda. Aquellos dos seres se acercaban hacia ellos con paso lento. Uno de ellos carecía de la mitad de una mejilla y el otro tenía parte de las tripas fuera, una visión bastante desagradable de dos cuerpos humanos muertos, putrefactos, y caminando en plena calle a la luz del sol de invierno.

-¡¿Pero qué coño dices?!- exclamó Fran, girando su atención hacia la pelirroja durante un instante. Pareció querer decir algo más, pero ella alzó la voz primero a la par que alzaba nuevamente su arma para apuntar a uno de los bichos.

-Ya has visto que la han mordido. No tardará en convertirse en uno de ellos. Pero protege algo y vamos a averiguar qué es- el segundo virote cruzó el aire, silbando, hasta clavarse en el cuello de uno de los infectados, que cayó al suelo por el impacto, revolviéndose como una cucaracha patas arriba, a punto de morir. Fran aprovechó y se acercó corriendo, clavando el cuchillo en su ojo para llegar a su cerebro de golpe. 

-¡Recoge el virote y lánzaselo a este otro!- exclamó Carlos mientras se alejaba del infectado que aún se movía. Estaba haciendo suficiente ruido como para atraerle hacia él y darle la oportunidad a Jacky de recoger el virote que había lanzado y usarlo en su contra. Mejor usar de nuevo uno ya sucio que gastar los pocos limpios que les quedaban. Desclavó el trozo de madera del cuello del que ya yacía inerte en el suelo y lo colocó nuevamente en la ballesta, acercándose con paso rápido por detrás al infectado.

-¡Corre hacia un lado!- exclamó a Carlos, el cual se apartó ágilmente. El infectado, al escuchar tan cerca la  fuerte voz de la mujer, fue a girarse hacia ella, pero ella fue mucho más fuerte, disparando el virote de madera que atravesó su cráneo de lado a lado, salpicando la poca sangre infectada que aún quedaba en ese pútrido cuerpo, el cual cayó cual saco inerte al suelo –Joder, qué asco- exclamó mientras se apartaba, limpiándose las pocas gotas de sangre que habían caído sobre el chaleco y la ropa.


Fran y Carlos se reunieron con ella enseguida y los tres miraron hacia el lugar donde la mujer aún sollozaba, ensangrentada y temblando. Parecía agonizar y a la vez luchar por lo que mantenía protegido bajo su cuerpo. Los tres se acercaron, con paso tranquilo, hasta ella. Jacky fue la que se agachó, apoyando la mano en su hombro, evitando tocar la sangre, cosa que le resultó bastante complicada debido a la cantidad que había manchado ya su ropa.

-Ya está bien, les hemos ahuyentado- su voz sonó suave, aunque no pudo evitar mostrar un pequeño deje de tristeza. 

-Gracias- atinó a susurrar. Giró el rostro, empapado en lágrimas y tierra, hacia los tres, que permanecían en silencio. Aunque la herida no era grave posiblemente estaba infectada y era cuestión de horas que fuera uno de ellos. Giró sobre sí misma, dejando a la vista, por fin, aquello que estaba protegiendo tan desesperadamente. Tirada en el suelo, sollozando, había una pequeña niña de apenas dos años de edad; aquello era lo que habían escuchado junto a los gritos de la mujer -Por favor...

miércoles, 23 de mayo de 2012

¡¡Pandemonium pasará a una revista!!

¡Hola chicops!! Uff, hace mucho que no me paso por aquí, pero mi vida ha estado muy muy ajetreada (para mal, realmente) y no he tenido mucho tiempo de escribir y continuar Pandemonium, pero no os preocupeis ¡¡tendréis más!!

Lo que hoy vengo a deciros es que Pandemonium estará como colaboración continua en un proyecto muy ambicioso pero muy bonito; la revista online gratuíta Prímula Studio. El primer número va a salir en Junio, donde se darán a conocer ilustradores, webcomics y escritores noveles, donde habrá artículos sobre el mundo del arte del cosplay,... e suna revista dirigida a artistas que quieran colaborar, a los que conocer un poco mejor,... y creo que es muy buena idea. Aquí os dejo el link. Y no os preocupéis, vuestros chicos seguirán sobreviviendo y llegarán algún dia a Pandemonium ¡¡palabrita!!

http://primulastudio.blogspot.com.es/

Os quiero a todos, de verdad!! ♥

jueves, 22 de diciembre de 2011

...::: Un paroncito :::...

Buenas a todos!!

Como habeis visto he tenido que hacer un parón porque he estado tremendamente ocupada (no me han desjado descansar), pero no os preocupeis que las aventuras de este peculiar grupito continuarán sin tregua! Ya veréis lo que tengo preparado =P El siguiente capitulo, si no pasa nada, lo publicaré después de Nochebuena-Navidad, así que lo retomaré con muchas fuerzas =D Redcordad que podeis votar por vuestros favoritos, que a mi me ayuda mucho saberlos, aunque creais que no.

Aprovecho ya para desearos a todos una felices fiestas!! Y recordad que tenéis que estar siempre preparados por si ocurre una apocalipsis como la de la historia =P Jajajaja

¡¡¡FELICES FIESTAS!!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La búsqueda: parte II


A lo largo de aquellos días se había imaginado de todo menos lo que estaba delante de sus ojos. Desde niño le habían apasionado las historias de zombis y cuando llegó a la adolescencia se había planteado más de una vez qué haría si alguna vez se encontrara en aquella situación. Incluso tenía, en su propia casa, un manual a seguir paso a paso para sobrevivir en caso de un apocalipsis de aquel estilo. Pero nunca había imaginado salir de expedición y encontrarse con una pila de cuerpos carbonizados en el centro de la plaza mayor de una pequeña ciudad como aquella.

-¿Qué demonios está pasando, Richi?- preguntó Adri. Él no lo sabía ¡Claro que no! Nunca había estado en su cabeza la posibilidad de que alguien hubiera acabado con tal cantidad de seres y los hubiera apilado para montar una pira. 

-Acerquémonos- alcanzó a decir, aún dándole vueltas a todo. Habían salido en busca de vida y se habían encontrado algo totalmente inesperado. La plaza estaba rodeada por la Iglesia y por unos soportales a los cuales abrían multitud de tiendas cuyos escaparates ahora estaban totalmente destrozados; los comercios habían sido saqueados, incluso la óptica. No quedaban más que cristales y restos de los botines. En el centro de la plaza, al cual se accedía bajando un par de escalones y que estaba rodeado por bancos, se presentaba ante ellos como el altar de sacrificios de una religión pagana. La pila era tan alta como una persona normal, quizá un poco más, y todos los cuerpos que allí había estaban inertes, carbonizados.

Los tres se acercaron hacia ella, con cuidado, y a medida que lo hacían el calor era mayor. Los cuerpos aún lo conservaban.

-Ha debido de ser hace poco- dijo Héctor. Él se limitó a asentir a medida que rodeaba la pequeña montaña de muertos. Por lo que pudo ver a simple vista todos eran infectados, ya que tenían marcas de mordiscos y algunos incluso las tripas fuera. La poca sangre que había en el suelo estaba completamente requemada, negruzca, y el olor a muertos se había transformado en un olor a carne quemada que, al menos, era algo más soportable.

-¿Quién creéis que ha podido hacer algo así?- preguntó Adri mientras se agachaba a observar atentamente el suelo.

- No creo que la pregunta sea quien, sino quienes- dijo Richi, tranquilamente -. Una persona sola no ha podido hacer todo esto; son demasiados cuerpos y todos ellos pesos muertos. Ya es difícil levantar a alguien delgado en este estado como para coger a una persona que pueda pesar el doble que tú- señaló el rechoncho cuerpo de uno de los cadáveres -. Mi teoría es que hay algún grupo actuando por su cuenta, limpiando la ciudad de estos seres.

-Pues sí que tienen huevos- dijo Héctor, asintiendo -. Al menos esto demuestra que no somos los únicos con vida por aquí, algo es algo.
 
-Richi, creo que esto confirma tu teoría- la voz de Adri hizo que ambos se giraran hacia ella para observarla. En cuanto la morena hizo la señal, ambos se acercaron rápidamente -. Mirad, aquí hay un montón de huellas y en varias direcciones…y estas dos son completamente diferentes.

-Es cierto- asintió, pasando los dedos por encima de las huellas -. Esta es bastante más pequeña que la primera que ha señalado Adrana… Sabemos que, al menos, han sido dos personas.

-Y bien equipadas- dijo de nuevo la morena, sonriendo -. Son huellas de botas, no de tenis ni zapato corriente.

-¿Cómo sabes tanto de huellas y calzado?- se interesó Héctor. Richi miró inquisitivamente también a la muchacha, que sonrió de manera pícara a los dos.

-Sencillo- dijo, ladeando la cabeza -. Siempre me ha gustado la montaña y he hecho varios cursos de orientación, y para caminar por zonas rocosas es mucho mejor llevar un zapato que agarre bien en el suelo y que te mantenga bien sujeto el tobillo por si acaso. Además siempre que haya barro fresco la huella se queda marcada… Al final te acostumbras a verlas y puedes diferenciar el calzado que lleva la persona que ha pasado por allí.

-En serio, cada día flipo más contigo- dijo Richi, parpadeando. Por lo que veía aquella muchacha era mucho más lista de lo que parecía en un principio. Aunque cuando la conoció le pareció despistada, un poco infantil y algo loca, Adri estaba demostrando en aquella situación que era una aliada mejor de lo que habían pensado y que, además, era más sádica que cualquiera de los chicos.

-Tú no tienes pene ¿verdad?- bromeó Héctor. Los tres rieron un poco por lo bajo y la muchacha negó.

-Pues no que yo sepa ¿porqué lo preguntas?

-Tía, porque te comportas como uno ¡Hasta yo casi vomito cuando salimos a la calle al ver todas aquellas tripas esparcidas por el suelo!

-Bueno… Quizá un poco sádica sí que soy ¿sabes? Siempre me hacen gracia esos personajes que acaban locos y cometen brutales asesinatos…un poco como Jack el destripador. Una vez incluso me inventé un personaje que usaba bombas no solo para sus trabajos, sino hasta para pintar paredes. Y una alquimista sádica a la que le encantaba experimentar con personas, desmembrarlos y…- se había quedado quieto escuchándola, casi sin dar crédito a lo que oía ¡Era más sádica que todos ellos juntos! 

Por lo que pudo comprobar no era el único que se había quedado con cara de idiota mirándola, ya que la morena había dejado de hablar y les miraba con una amplia y traviesa sonrisa en los labios. Ladeó la cabeza y entreabrió los labios para volver a hablarles. Él intentó repetir el gesto para hablar antes que ella, pero apenas le salió un hilito de voz de lo más cómico.

-Oh, vamos ¡no me miréis así!- rió suavemente, negando –Que me hagan gracia esos personajes no significa que yo sea así, que parecéis dos bobalicones mirándome con esas caras de susto- sacudió la cabeza y carraspeó de nuevo. Tenía razón, no era momento para quedarse como un imbécil mirándola. Había que tomar una decisión.

-Bien- comenzó a decir tras recuperar un poco la compostura -, creo que deberíamos dejar aquí la expedición y regresar para contarles esto. No creo que vayamos a encontrar nada más interesante ahí delante y, quienes hayan hecho esto es obvio que se habrán marchado de la zona. 

-Sí, tienes razón. Al menos vamos a llevar novedades bastante frescas, con lo cual algo de trabajo hemos hecho- asintió Héctor, pateando la pierna de uno de los cadáveres cercanos. Se levantó un poco de ceniza del suelo, la cual manchó una de sus deportivas.

-Pues volvamos ahora que la zona está despejada. Con suerte no tendremos que atravesar a ninguno de esos seres con las armas.

-Una pena- dijo Adri, girándose hacia la calle por la que llegaron y comenzando a caminar -. Con lo divertido que es desahogarse con esos zombis.

-En serio, Adri…me da miedo- dijo Héctor, caminando detrás de ella. Él negó suavemente y suspiró, cerrando la marcha. Por mucho que matar zombis pudiera hacer que una persona se desahogara, no dejaba de ser tremendamente asqueroso, y mucho más teniendo que apuntar directamente a la cabeza y ver cómo de su interior salía la sangre mezclada con parte del cerebro. Negó suavemente y resopló: era mucho mejor no pensar en eso.

jueves, 10 de noviembre de 2011

La espera: parte I


Pese a la situación en la que llevaba encontrándose desde aquel fatídico día en la Universidad, Fran se sentía como en el paraíso. Estaba viviendo en una casa rodeado de seis preciosas chicas, cada cual con sus propios encantos, pero todas con algo especial que le hacía soñar con ellas casi cada noche. Pero, sin duda, sus favoritas entre las seis eran Jacky y Alma; no por razones de carácter ni nada por el estilo, de hecho pensaba que Alma era bastante borde la mayoría de las veces, sino porque sus atributos eran demasiado apetecibles.

Como Héctor había salido en el grupo de expedición, en la habitación estaba solo con Carlos. No es que Héctor le cayera mal, es que no entendía la mayoría de las veces su fijación con las mujeres; Carlos, al menos, solía seguirle la conversación.

-¡Hey tío!- la voz de Carlos le sacó de sus ensoñaciones por un instante y le hizo incorporarse de la cama. Estaba jugando con una de las consolas portátiles que llevaba siempre encima. La apagó y la dejó sobre la mesilla, tranquilamente -¿A qué juegas?

-Estaba echando una partida a Pokemon- contestó, sonriendo -. Tío, nunca me cansaré de ese juego.

-Buah, ¡es que es una pasada! Y aunque digan que es un juego de niños, qué quieres que te diga, me engancharon desde los primeros que sacaron.

-Y que lo digas- asintió al peliazul, con una sonrisa. Daba gusto poder tener un compañero que tenía más o menos sus mismos gustos -¿Y qué? ¿De dónde vienes? ¿De darle a las espadas o qué?

-Que va tío- negó su compañero, tomando asiento a lo indio en su propia cama tras quitarse las deportivas -, he estado hablando un rato con Gabriella. Está preocupada por Héctor, ya sabes, son compañeros desde primero y al parecer es algo así como su mejor amigo.

-¿Su mejor amigo? Seguro que Héctor quiere algo más que ser su mejor amigo- soltó una risotada, negando.

-¿Y quién no? ¡Gabri es un ángel! Es guapa, dulce, agradable, cariñosa… y tiene una sonrisa preciosa ¡Cualquiera querría ser algo más que amigo de una chica tan moe!- exclamó. A Fran casi se le escapó la risa al verle; parecía hablar como si estuviera destacando lo más obvio del mundo sin darse cuenta de que en esos campos, cada cual, tiene sus gustos.

-Hombre, es mona, no te lo niego- contestó, con una risa -, pero qué quieres que te diga, donde estén las tetacas de Jacky o de de Alma… Vamos, que menudo atracón me pegaba yo con esas dos- y más de una vez había pensado en intentar ir a por Alma. En esa sitación ¿a quién no le viene bien relajarse de esa manera? Además, él se consideraba un gran amante. La dejaría bien satisfecha.

-Vamos, tío, eso no es lo más importante- contestó el peliazul, parpadeando -. Además, creo que llegas un poco tarde, porque a Jacky está claro q1ue le va más el pescado que la carne, y Alma últimamente se junta más de lo normal con Marcos; esos dos seguro que tienen algo.

-Jacky coqueta conmigo; te digo yo que esa quiere manduca de la buena- rió nuevamente, asintiendo. Jacky siempre le guiñaba el ojo o se le insinuaba cuando le pedía alguna cosa ¿Cómo no iba a significar eso que la chica quería algo con él? ¡Estaba claro que él podía darle lo que su pareja no!

-Ay Fran- rió Carlos, negando suavemente -. Creo que vives en tu propio mundo y no te enteras mucho de lo que ocurre de verdad- Fran iba a decir algo, a pedirle explicaciones, pero en la puerta apareció una imponente Jacky en camisón, tan corto que el moreno estaba casi seguro de que por detrás se veía el inicio de sus firmes nalgas morenas.

-Hola cielitos- dijo la mujer con un ronroneo muy sensual. Fran sintió que los calores recorrían su cuerpo por completo con tan solo escuchar su voz ¡Qué portento de mujer! ¡Qué sexy era! -. Ya que a nosotros nos toca la siguiente salida dentro de un par de días, quería hablar con vosotros- se acercó a la cama de Fran y tomó asiento. Él, con un carraspeo, se tapó ligeramente con la manta para evitar que la mujer pudiera ver lo que en él provocaba.

-Me parece una buena idea- dijo Carlos, acercándose también hacia la cama para sentarse al otro lado de la pelirroja.

-A  ver- Jacky sacó entonces un mapa de la ciudad entera, con una amplia sonrisa en los labios. Ya había un camino trazado que iba desde la casa en la que se alojaban hasta la estación, incluyendo un pequeño callejeo por los alrededores de la plaza –Adri, Héctor y Richi van a hacer este viaje ¿entendido? Tony lo estuvo hablando con ellos y llegaron a la conclusión de que, para ser el primer viaje, era el más corto pero el que abarcaba dos de las zonas más concurridas siempre de Torrejón.

-Es decir, que ellos miraban la calle Madrid, todo el camino hasta la Plaza Mayor y de ahí el camino por la avenida peatonal hasta la plaza que hay delante de la Estación ¿no?

-¡Pero qué listo es mi chico de pelos azules!- dijo efusivamente la mujer, achuchando a Carlos entre sus brazos ¿Porqué no se le habría ocurrido antes a él decir aquello?

-¿Y qué ruta tomaremos entonces nosotros?- preguntó, carraspeando ligeramente.

-Bueno, creo que deberíamos coger el camino que va hacia el polígono de Las Fronteras. Llegaríamos justo hasta los límites de la ciudad. Puede que las personas que hayan huido de aquí se escondan por allí o que haya por allí montada alguna base- explicó la pelirroja, tranquilamente -. Bueno, es una teoría, vaya, tampoco es que sepa muy bien qué más hacer, pero al menos cubriríamos una zona que aún no hemos visitado.

-A mi me parece perfecto- contestó el peliazul con un firme movimiento de cabeza -. En la primera salida llegaron tan solo hasta la calle de las Fuentes, así que podríamos seguir por la Calle Madrid hasta la Avenida de las Fronteras y seguir por ella hasta el Juzgado- fue señalando por el mapa, que permanecía sobre las piernas de Jacky, con el dedo. Fran nuevamente se maldijo por haber tardado en reaccionar; Carlos le estaba quitando protagonismo delante de aquella mujer.

-Me parece bien- dijo la pelirroja, cogiendo la mano del chico para continuar dibujando el camino -. Si luego seguimos por la Calle de Torrejón hasta el Parque de Andalucía, tendremos un buen paseo. Para ir al polígono ya tendríamos que volver de nuevo a la Avenida hasta el cruce que tiene con la Avenida de la Constitución.

-¿No os parece un poco largo y dar muchas vueltas?- se atrevió a decir, enarcando ambas cejas. Como toda la zona estuviera plagada iban a pasarlo demasiado mal ¿Cómo iban a caminar tan tranquilos con esos seres por ahí.

-Oh, vamos, no te preocupes, no tardaremos mucho a no ser que haya algún problema- dijo la pelirroja -. Si vemos algo interesante antes, solo tenemos que regresar hasta aquí a contarlo; sino, por investigar un poco más, tampoco va a pasar nada. Vamos a ir armados.

-Pero si tienes miedo, Fran, no te preocupes, le podemos pedir a Tony o a Vincent que vengan con nosotros dos.

-¡No!- exclamó, como si la propia vida le fuera en ello. ¿Cobarde? ¿Él? ¿El defensor de las mujeres? ¿El que se embarcaría en una odisea para salvar a su princesa en apuros? ¡Jamás! –Solo era una pequeña pregunta- adoptó una pose protectora con lo que para él era una sensual sonrisa en los labios -. Me preocupaba por nuestra preciosa acompañante y su seguridad.

-Tu preciosa acompañante, tesoro, ya se ha cargado a un par de esos bichos.  Nadie puede con Jacqueline Laurent- le guiñó el ojo y se levantó de la cama -. Pues entonces hago ahora el camino y se lo entrego a Tony. Rezad por nuestros compañeros y preparaos para una espeluznante aventura ahí fuera.

-Anda, teatrera, vete ya-dijo Carlos con una carcajada -.  Si Tony quiere cambiar algo avísanos ¿vale?


-Tío, esta te la guardo-dijo cuando la pelirroja cerró la puerta -¡Me has dejado mal delante de ella!

-¿Yo? Te has dejado mal tú solito, chaval. Además, ya te lo dije, coquetea con todos y está saliendo con una mujer. No te hagas ilusiones- asintió firmemente -. Vincent tiene más posibilidades que tú y yo juntos, así te lo digo; a él le planta esas tetacas, como las llamas tú, en la cara cada vez que le tiene cerca, así que…- resopló largamente. No le importaba lo que hiciera Jacky en esos momentos. Tenía claro que, de algún modo, conseguiría que estuviera con él. Y, si no era ella, sería Alma… Cualquiera de las dos que consideraba lo suficientemente atractivas para él. No podrían negarse, al final, a sus artes de seducción.


NOTA DE LA AUTORA: Bueno, como veis ahora la cosa  se  vuelve interesante pero no dejo de meter pequeños capítulos con sus puntillos peculiares entre medias  para intentar hacerlo más dinámico. Como os daréis cuenta, a partir de ahora irán intercalándose los capítulos de las expediciones con los capítulos de la espera de los demás personajes, algunos más graciosos o peculiares, como este, y otros cargados de sentimientos muy muy fuertes.

Como siempre espero que os vaya gustando mucho la historia. Me gustaría deciros también que he vuelto a reabrir las votaciones, ya que la otra vez se cerraron muy rápido y había menos gentecilla por aquí. Me gustaría que, ahora que vais conociendo mejor a los personajes después de más de 20 capítulos, votarais quien o quienes son vuestros favoritos. Ahora tenéis la opción de marcar más de uno en cada categoría y podéis cambiar vuestro voto si en adelante os va gustando más otro que antes quedó más  en la sombra o alguno de los nuevos que irán entrando e iré añadiendo a la lista (ya que sería spoiler si los voy añadiendo ya jajaja).

De nuevo mil gracias por leerme, sois los mejores. Se os quiere!