martes, 5 de junio de 2012

La espera: Parte II


No había podido evitar romper a llorar cuando vio a su querida Jacky salir del piso hacia esas calles atestadas de muerte y putrefacción. Había sentido tanto dolor que nada más salir de allí su compañera, se había encerrado en el baño. Las nauseas no paraban, vomitó absolutamente todo lo que había comido desde la noche anterior debido, posiblemente, al miedo. Miedo a perderla, a no volver a escuchar su voz susurrando cuánto la quiere, a no sentir sus labios recorrer cada centímetro de su piel… miedo a no volver a escucharla reír. Cogió aire una vez más, tirada en el suelo de la pequeña y fría estancia mientras intentaba calmar sus emociones, pero enseguida le sobrevino una nueva arcada. Aunque de su cuerpo ya no podía salir más, la sensación de malestar no se detenía y las malas jugadas de su estómago parecían querer aumentar el dolor que sentía.

-Lluvia ¿estás bien?- la voz de Vincent sonó al otro lado de la puerta. No sabía cuánto tiempo llevaba allí metida, pero posiblemente bastante más del que le habría gustado –Ábreme, anda.

-Voy- no pudo negarse. Aunque no le gustaba que la vieran así, Vince era especial, era el único, junto con Jacky, que había conseguido desnudar su alma. Conocía su historia, sus malas épocas y había estado allí cada vez que el dolor y las malas pasadas llegaban a llevarla a aquel extremo. Se incorporó tranquilamente y se acercó hacia la puerta, quitando el pestillo y abriendo a su ex pareja. No sabía cómo lo hacía, pero cada vez que aparecía y le dedicaba la misma sonrisa dulce de la que hacía gala en aquel instante, sus penas parecían aligerarse, 

-Vamos, he venido a rememorar viejos tiempos- se apartó, dejándole pasar dentro, pero el moreno agarró su muñeca y tiró suavemente de ella para llevarla a su habitación, tranquilamente -. Cuando volvimos del piso traje algo que pensé que te haría ilusión ver, pero entre entrenar, que estáis enseñando medicina a Marcos y tal, no he tenido mucho tiempo de venir a enseñártelo.

-¿Son nuestras fotos? ¿De verdad?- pese a que su temor no había disminuido en absoluto, poder hablar de otro tema calmaba su ansiedad. Vincent asintió a su pregunta, pero cuando ella fue a echar mano del álbum, él lo apartó a la par que negaba ligeramente con la cabeza.

-No, no, señorita, ya sabes lo que hay que hacer cuando necesitas relajarte- se sorprendió aún más al escuchar sus palabras. Cada vez que llegaba a casa del muchacho en su adolescencia, cuando compartían algo más profundo que una amistad, y sufría uno de sus ataques de terror, él siempre la desnudaba con delicadeza, la llevaba en brazos a la bañera o a la cama, se sentaban abrazados y la dejaba hablar mientras él se dedicaba a limpiar su cuerpo o a cepillar su cabello y masajearla en silencio. Hacía años que no hacía aquello, posiblemente porque ya no estaba él para consolarla.

Tranquilamente y tras unos segundos de titubeo, comenzó a quitarse la ropa. Una parte de ella aún le quería y se culpaba de todo el daño que le provocó cuando sus caminos tuvieron que separarse por su propio beneficio; quizá aquello solo reavivaría los sentimientos guardados en un cajón, pero le necesitaba como el aire. Observó cómo él también se desnudaba tranquilamente y dejó que una pequeña sonrisa se dibujara en sus labios; había crecido desde la última vez y su cuerpo parecía más perfilado, más musculoso que cuando era un muchachito de diecisiete años.

-Vamos, ven- se había quedado, por respeto, en calzoncillos; se sentó en la cama, con la espalda apoyada contra la pared y las piernas abiertas, dejando el hueco para que ella se uniera. Lluvia, que también se había dejado la ropa interior, tomó asiento y tiró de las sábanas para taparles a ambos, apoyando su espalda contra él. Su piel era tan cálida como siempre y su olor no había variado; seguía usando la misma colonia. Sintió que volvía a aquellos años de juventud en los que todo eran risas y arrumacos a escondidas, en los que aprendió a amar y a ser amada; aquellos años en los que fue suya. Cogió por fin el álbum entre sus manos, con cuidado, abriéndolo por la primera página.

-Nunca pensé que aún conservaras estas fotografías después de todo…- susurró. Escuchó la risa de Vince a su espalda y sintió un suave beso en su hombro desnudo, suave, delicado, mientras con sus brazos rodeaba su cintura y la atraía contra él. Así se sentía protegida, como un nido propio, como si allí nada ni nadie pudiera alcanzarla.

-¿Cómo iba a tirar todo esto? Habría sido una tontería. Estas  fotos son testigo de algo que ocurrió, algo precioso para ambos. Merecen estar en un álbum y no rotas en un contenedor de a saber dónde.

-Pero te hice mucho daño- susurró mientras pasaba otra página. Todos sus recuerdos estaban allí, cada viaje, cada noche solos, cada beso,… Pasó los dedos por encima de una de las fotografías, protegida por un duro papel transparente; estaban los dos abrazados, como en aquel momento, desnudos baño las sábanas, pero con diez años menos. Los dos sonreían felices, más que nunca.

-Vamos Lluvia, no empieces con eso- uno de los brazos se apartó de  su cintura y subió a peinar sus cabellos suavemente, enredando los dedos entre los mechones -. Puede que en su momento me doliera, pero mi amor por ti fue mucho más fuerte que ese dolor; me gustaba ver tus fotos, tu sonrisa, y solía pensar  que si te habías ido, era por mantenerla siempre- sus palabras hicieron que al miedo de perder a Jacky se le sumara una pequeña punzada de arrepentimiento… y sin embargo, a su vez, había un sentimiento de ternura encerrado en aquellas palabras -. Cuando te vi unos años después, con Jacky, vi que no me había equivocado. Sonreías y tu sonrisa era aún más radiante que aquí. Te había perdido, sí, pero habías ganado la batalla de tu vida: eras feliz. Y yo con eso me conformaba- las imágenes, los recuerdos, empezaron a entremezclarse en su cabeza en un enorme torbellino de sensaciones; sentía ganas de gritar, de salir corriendo de allí en busca de Jacky, de quedarse y besar a Vincent hasta que no hubiera mañana,.. Se sentía egoísta porque una parte de ella quería poder tenerlos a los dos, besarles y yacer con ellos. Jacqueline conocía toda la historia y era lo suficientemente lista como para saber que ella libraba su propia batalla. 

No pudo evitarlo. Enseguida las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, empapando su dulce rostro. Soltó el álbum y se cubrió con las manos mientras sollozaba. La sensación de estar cayendo por un pozo era aún más fuerte que nunca; se sentía perdida, no sabía qué hacer, incluso pensaba que aquella cercanía podría ser mal vista. Amaba a Jacky con todo su corazón, pero también amaba a Vincent. Mientras que ella saciaba sus juegos, su naturaleza traviesa, sus risas incontroladas, él era capaz de saciar sus carencias emocionales, de calmarla con tan solo una caricia. Les necesitaba a los dos, lo sabía, pero también sabía que ninguno aceptaría tal cosa. En su día eligió a Jacky y debía mantenerlo.

-Lluvia…- Vince apartó sus manos para descubrir su rostro y la obligó a mirarle. Se perdió en su sonrisa tranquila y en sus ojos. Alzó una de sus empapadas manos para acariciar sus pómulos mientras sorbía el agüilla de la nariz que el llanto había provocado. Cuando quiso darse cuenta sus labios estaban juntos, se habían encontrado nuevamente después de diez años y bebían con ansia el uno del otro; se habían echado de menos y se habían necesitado más que nunca.


Pasaron unos minutos, aunque para Lluvia fueron horas. Ambos se separaron, sin decir nada. Sus manos se habían entrelazado y habían dejado hablar a sus labios a través de sus besos. No necesitaban nada más, tan solo un abrazo más fuerte. Sintió como Vince la atraía un poco más mientras apoyaba su frente sobre la de la doctora. Cerró los ojos, dejándose envolver por aquella burbuja de tranquilidad… tan solo necesitaba esos minutos…

-Lluvia, sé que quieres a Jacky- comenzó a decir Vince. Quiso hablar, pero él alzó una mano, tapando su boca suavemente para que le dejara continuar -, pero eso no quita que yo no vaya a estar. Sabes que te quiero, que siempre lo he hecho y que siempre lo haré; y creo que no hace falta que te diga que me tendrás para lo que necesites- aguantó las lágrimas que volvían a agolparse en sus ojos y volvió a besarle, esta vez con más dulzura. Aunque solo fuera por unos instantes, quería volver a estar con él.

-Duerme conmigo…- susurró mientras le miraba. Vio cómo sus mejillas se encendían de golpe; aquella proposición era inocente, pero posiblemente para Vince supondría enfrentarse a poder acabar en una situación bastante incómoda –No te preocupes, solo dormiremos. Cuando venga Jacky se lo contaré…

-Sabes que me capará ¿verdad?- rió el muchacho nerviosamente.

-No creo. Ella sabe que te quiero tanto como a ella… Aunque, pensándolo bien, posiblemente te corra a capones- rió, intentando quitarle un poco de importancia al asunto. Sabía que su amor comprendería la situación y no le daría más importancia; al fin y al cabo Jacky también era una persona propensa a mostrar cariño exagerado con las personas y eso a Lluvia jamás le había incomodado ni se lo había reprochado aunque sintiera algunos celos. Se tumbó con Vince, ambos cubiertos por las sábanas, y se refugió en sus brazos, cayendo enseguida en un profundo sueño. Un sueño en el que podía amarles a ambos por igual y a la vez.

3 comentarios:

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  2. Si tú supieras que ni quiero leer demasiado porque me la he empezado a leer desde el principio y quiero seguirla en condiciones, ya que con esto de los exámenes y demás y que si la dejas a medias antes luego no recuerdas bien, pues ea... desde el principio, que a mí me gusta leer y la historia enganchaaa.

    Eso sí... como se te ocurre cortarla yo " te estroozooo" xDDDDD que me tienes aquí dejándome las retinas toda intrigada.

    ¡¡ Besotes Mi Niñaaa Guaapaaa!!

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    1. Jajajaja ay mi niña preciosa!! Jo, me alegro mucho de que te vaya gustando, de verdad. En cuanto acabe los exámenes la continuaré, que tengo ya bien estructurada la continuación de la historia.

      Muchos besitos cielo y gracias por leerme!! :***

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